El Tarot desde la experiencia
A los 21 años me encontré con mi primer mazo de cartas. No recuerdo exactamente cómo llegó a mí, pero sí recuerdo estar leyendo Tarot sin saber leer Tarot. Siempre fui muy perfeccionista y no me gustaba hacer cosas que no sabía bien, pero el Tarot era distinto, tenía que hacerlo igual, lo hacía con el librito en mano, improvisando historias junto con quien se sentaba frente a mí, siempre como un juego.
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Con los años, quise ir más allá. En 2017 estudié en Magia en Buenos Aires y, más adelante, conocí a quien sería mi gran maestro: el escritor y poeta César Bandín Ron. Con él comprendí que el Tarot no se trata de aprender significados, sino de leer imágenes como un lenguaje vivo. Aprendí a narrar lo que las cartas muestran, a leer dibujos, canciones, poemas, miradas, fotos. Porque todo habla, TODO, si sabemos escuchar.
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Entre 2019 y 2020, viví en Canadá con Marilyn Rossner, una de las médiums más reconocidas del mundo. Durante seis meses, entrené con ella todos los días para afinar mis habilidades intuitivas, psíquicas y mediúmnicas, mientras traducía al español las conferencias del International Institute of Integral Human Sciences (IIIHS).
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Pero mi búsqueda no se detuvo ahí. Quería entender lo invisible desde una mirada profunda, con bases sólidas. Entre 2020 y 2023 estudié en la Fundación de Psicología Analítica de C.G. Jung. Los estudios junguianos me dieron un marco para comprender el alma humana, sus símbolos, y los caminos hacia lo trascendente.
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En paralelo, viví en más de cinco países. Cambié ciudades, trabajos, amistades, relaciones, vocaciones… Pero la búsqueda siempre fue mi norte.
Finalmente, llegué a ese lugar. A esa respuesta sin palabras que mi alma —y todo mi ser— buscaron siempre. El fin de la búsqueda.
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Hoy leo el Tarot desde ese lugar.
No para predecir el futuro (aunque a veces se asome), sino para ayudarte a ver el presente con honestidad. Lo que se mueve, lo que te impulsa, lo que evitás mirar.
Las cartas reflejan tu mapa interno: cualquier cosa que te diga, en el fondo, ya la sabés. Pero a veces necesitamos verla frente a frente, ponerla en imagen para poder integrarla.
No creo que todos tengan que creer en el Tarot. Pero sí creo que todos estamos buscando algo más grande que nosotros mismos, aunque no sepamos nombrarlo.
Creo que la trascendencia es nuestro derecho.
Y que la vida no se trata de seguir reglas ajenas, sino de recordar quién vinimos a ser y seguir el pulso más firme del corazón.
Ese pulso es el que nos lleva más allá de nosotros.
Y, paradójicamente, directo hacia nosotros mismos.​