El Sueño que despertó la Realidad: Mahashivaratri
- Guillermina Faust Pinsolle
- 7 mar 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 13 jun
A los 21 años dejé Argentina para trabajar en Italia. En ese momento, tenía un hambre inmensa de mundo, de experiencias nuevas. Allá conocí al Guille (justo!), mi jefe del Bar, que había viajado por lugares que yo apenas podía imaginar. En cada momento libre, le pedía que me contara historias de esos países exóticos que había ido, y aunque compartió muchas, hubo una que quedó grabada en mi mente para siempre.
Me habló de una ciudad en India donde los muertos se quemaban y sus cenizas se entregaban al río para romper el ciclo de la reencarnación. Varanasi, decía, era la ciudad más antigua del mundo, el hogar del dios Shiva, a quien se celebraba cada año en su gran noche, Mahashivaratri. Yo no entendía quién era Shiva ni qué lo hacía especial, pero el nombre y el misterio que rodeaba ese relato me atrapaba. Era como si esa palabra —Mahashivaratri— abriera una ventana hacia una realidad aún no develada.

Así nació mi primer gran sueño: ir a Varanasi durante Mahashivaratri. Durante siete años, ese anhelo era mi pasatiempo principal. Veía videos, leía historias, y cada año que no lograba ir, repetía la misma frase: "Lo pospongo un año más".
Pero en 2022, una mañana mientras tomaba mate antes de ir a trabajar, algo cambió. Me dije: "Se acabó. No puedo seguir soñando lo mismo, necesito actualizar mi sueño."
Cinco meses después, viajé a India en las vacaciones del trabajo. No era Mahashivaratri pero me valía igual. Siempre hablaba de que soñaba ir a India. Pero en cuanto pisé Nueva Delhi, lo supe con una certeza inquebrantable. No puedo explicarlo desde la lógica, fue una Verdad que me atravesaba todo el cuerpo.
Y a las dos semanas volví a España y ya nada era igual. Largué todo, mi vida europea, mi trabajo "con proyección a futuro", el piso en Barcelona, mis amigos, mi pareja. Tomé la posta de mi vida. Me fui a Australia (capítulo aparte) para hacer plata lo más rápido posible y volver a India, esta vez sin fecha de regreso. Tenía que sumergirme en eso que mi alma pedía.

Y aquí estoy hoy, en Arunachala, la montaña de Shiva, donde este 8 de marzo de 2024 finalmente viviré Mahashivaratri. Es curioso mirar hacia atrás y ver cómo ese sueño loco de mis 21 años, sustentado en un nombre misterioso y videos de YouTube, fue el motor que impulsó mi vida durante ocho años. Dejé países, estudios, trabajos, casas, amistades, relaciones... todo, pero nunca ese llamado.

Lo más revelador fue darme cuenta de que el verdadero anhelo no era la celebración en sí, sino hacer realidad la Realidad misma. Shiva no es un evento o un lugar; Shiva es consciencia, es el Presente, lo único que siempre está y estará. Y desde que abrí los ojos a eso, todos los días son Mahashivaratri en mi corazón.
Los sueños y la Realidad están profundamente conectados. Decimos: "Que tu sueño se haga realidad", pero ¿y si el único propósito del sueño es despertarnos a lo que ya es real? Shiva es esa Realidad: lo que no es sueño, lo que siempre está, esperando ser reconocido.
OM NAMAH SIVAYA



Es bueno poder realizar los sueños y, lo más importante, buscar tu lugar, la paz y la felicidad. El resto, es puro verso.